jueves, 14 de noviembre de 2013

Temporada de Níscalos!!!

Como todos los años por estas fechas dejo un poco de lado mis aficiones senderistas y dedico un poco más de tiempo a la recolección de níscalos. Al fin y al cabo esta actividad también requiere de andar bastante. Este año ha sido bueno, al menos por las zonas que frecuento, las visitas realizadas me han permitido recolectar una buena cantidad de material, para guardar y compartir con algunos vecinos y amigos.
 Con amigos y familia suelo acudir, desde hace bastantes años, a la zona de Cogolludo, una vez terminada la recolección rematamos el día en el restaurante "Hnos. Martínez", en la plaza del pueblo, con un cabrito inigualable, completamos el menú con migas, judías, morcilla y picadillo de chorizo; el amigo Jesús nos da un trato excepcional y nos informa de las mejores zonas de recolección al llamar para hacer la reserva (imprescindible, el restaurante, en los últimos años, está a tope), este año nos dijo que, fuéramos donde fuéramos, íbamos a pillar seguro y así fue, aunque al principio el nivel de recolección no era el deseado, a lo largo de la mañana recuperamos el ritmo. No esperéis recibir este trato por parte de Jesús desde el primer día, esto es fruto de una relación de muchos años. A media mañana un pinchito para engañar el estomago. Lo mejor de esto es que, aunque no sea buen año de níscalos, compartimos buenos momentos con familia y amigos, este año faltó mi sobrinilla por temas de estudios, los demás, estábamos todos. El tiempo inmejorable, sol y  muy buenas temperaturas.

Dori en plena recolección, solo le faltó cantar lo de :"Mochila, Mochila".


Jose tampoco perdió el tiempo, parecía el niño del anuncio: "Un paaalo, un paaalo".


Esta no tiene más que comentar, un padre orgulloso.


Sobre las 13:00 paramos a tomar un bocado.


Esto pillamos en la primera recolección.


Irene posando con los primeros níscalos.


A esta chica le ha gustado desde siempre ir a níscalos y si no os lo creéis, aquí os pongo una foto de hace unos añitos en los pinares de Tamajón, también por la zona. Sin comentarios.


Después del bocado, damos otra pequeña batida en las inmediaciones de los coches para hacer un poco de hambre, y este es el resultado final.


Esta es la foto del grupo con lo recolectado, os pongo el nombre de los componentes del equipo.


Y aquí Irene con David, el churri, que también le gusta el tema este de los níscalos. Savia nueva.

La otra zona de recolección me la comentó un compañero de trabajo, Jesús Villalobos (blog de Jesús), con el que comparto también aficiones senderistas aunque todavía no hemos hecho nada juntos, los días de tiempo libre no coinciden ya que él suele librar entre semana, pero a ver si algún día podemos coincidir en alguna ruta. Esta zona está ubicada cerca de la presa del Atazar. Aquí suelo acudir en solitario y entre semana para lo que reservo algún día de vacaciones, pero este año lo hago con mi hermano Micky y Jose que puede acudir porque se prejubiló recientemente. A primera hora un poco flojo el tema, pero en un rato comenzamos a calentar la muñeca. En alguna zona los níscalos son como tortillas, desde que salieron no ha pasado nadie por aquí, quizás por lo retirado del camino. Muy buen tiempo y comemos en el campo, cuando hay aire es un poco molesto; cada uno aporta una cosa y nos damos un festín, Jose trae chorizo y jamón de Guijuelo, yo unos filetes de lomo, caldo calentito y algo de fruta y Micky, que hace el esfuerzo logístico trae fiambres varios, pate de morcilla, queso y una empanada que ha hecho la cuñá, muy rica, remata la faena con café y un licorcito para hacer bien la digestión; nos hemos puesto como en una boda. Después de comer seguimos recolectando hasta que casi no hay luz.
Aquellos que tenéis la misma afición sabéis que no se suele transmitir la ubicación de los mejores sitios, por lo que espero entendáis la discreción a la hora de no dar referencias de la localización exacta de los espacios, de hecho otras fotografías que subo al blog tienen la ubicación geográfica en los metadatos pero estas no.
  






  
Este es el resultado final y en este día damos por terminada nuestra temporada, hay que dejar algo para los demás, nosotros ya hemos disfrutado bastante.


Ahora unas semanitas de descanso y a ver si en el puente de diciembre puedo acercarme a ver los acebos. Si la climatología y unas molestias en la pierna derecha lo permiten haré la crónica el mismo finde.




viernes, 1 de noviembre de 2013

Hayedo de Tejera Negra por la Senda del Robledal (21,50 KM.)

Periódicamente me planteo una visita al Hayedo por estas fechas, los contrastes de otoño entre los pinos, robles y hayas confieren a este paraje una gran belleza, el problema es coincidir con el periodo en que las hayas muestran la tonalidad rojiza de sus hojas ya que esta depende la climatología, lo que hace que no todos los años coincida en fechas. Para planificar la fecha de la ruta visito la web del Hayedo y veo que este año, por las reservas realizadas para el parking, este es el periodo idóneo. También veo que este año cobran por el acceso al parking por lo que decido dejar el coche en el Centro de Interpretación y realizar una distancia más acorde con mis posibilidades, desde el parking del hayedo serian unos 7 u 8 Km desde el centro de interpretación serán unos 21 km.

Dejo el coche en una explanada al lado del Centro de Interpretación después de dar mis datos a una colaboradora para realizar estadísticas, bastantes coches en la misma sobre todo de ciclistas preparando sus máquinas para iniciar la ruta. Tomo la pista asfaltada que lleva al aparcamiento del hayedo, después de un paso canadiense encontramos este cartel que nos indica que debemos abandonar la pista.


La ruta esta balizada con postes de madera con la parte superior pintada de verde y amarillo, los mismos colores del cartel. Bajando por la senda tenemos la vista de una taina al otro lado del rio Lillas, unos metros más adelante toparemos con otra taina en ruinas pero pasaremos a su lado a la vuelta por lo que no nos entretenemos mucho en ella.


Perdemos altura hacia el rio, que cruzaremos por este curioso puente hecho de pizarras, material propio de la arquitectura negra de la zona.


Vamos siguiendo los postes indicadores, en la pradera se pierde el camino y gracias a estos nuestro camino no tiene pérdida. Al llegar a las primeras matas de jaras encontramos este cartel que nos indica que no hemos errado el camino. Aquí vemos uno de los postes indicadores que nos guiaran a través de la senda.


A nuestra izquierda tenemos esta vista del Alto de Llanadas, las hayas de sus laderas han perdido ya la hoja, de ahí su color.


El nombre de la senda viene de que el primer bosque que encontramos es de roble en su totalidad, vamos ganando altura aunque cómodamente.


Una vista atrás y vemos la zona donde dejamos el coche.


Llegamos a la primera explanada sin vegetación, tenemos esta vista del Alto de Llanadas y del Alto de la Atalaya.


De frente la vista de La Buitrera es impresionante.


Otro tramo andando y vuelta a mirar para atrás, por el camino que trajimos vienen otros excursionistas.


Utilizando el zoom vemos, al fondo, las antenas del Alto Rey. Por esta zona se me cruza un zorro pero rápidamente se pierde entre las jaras sin darme la posibilidad de inmortalizarlo. Había visto zorros de color gris, tanto en el pueblo cercano de Galve de Sorbe como en Toledo, pero este era de color rojizo con la punta de la cola blanca, precioso.


Siguiendo la senda llegamos a la zona de pinar.


En esta primera  mata de pinos encontramos este cartel a la izquierda, como la distancia es corta decido ir a ver el roble.


Después de bajar unas decenas de metros me encuentro este roble colosal, no llego a su posición para poder fotografiarlo en su totalidad.


El camino se convierte en pista y los robles vuelven a flanquear la misma.


Ganando altura, y aprovechando un claro de la vegetación, vemos el aparcamiento del hayedo.


Por esta zona comenzamos a ver las primeras hayas, esta tiene un gran porte y un bonito contraste de colores.


Aquí veo una ardilla sobre un tronco seco, está a punto de saltar a un pino, me es un poco complicado enfocarla porque la máquina toma como referencia el tronco seco que vemos en primer término, un segundo más y no la pillo.


Subiendo por la pista vemos, en un recodo del camino, este bonito contraste. 


Siguiendo por la pista llegamos a un punto donde, a la derecha, hay un cartel de desvío a la senda del Robledal, es la que traíamos lo que ocurre es que durante un buen tramo hemos compartido espacio con la pista de bicis, a partir de aquí no pueden circular bicicletas. Conviene, antes de tomar el desvío, subir a unas rocas que tenemos a la izquierda y disfrutar de la vista del barranco que hay por este lado. Volvemos a la senda que estrecha su ancho para ofrecer este aspecto.


Circulando por la senda vuelvo la vista atrás y veo la pista por la que vine.


También se pueden ver estos bonitos contrastes en la ladera por la que discurre la senda.


La senda del Robledal desciende hasta encontrarse con la senda de Carretas, esta foto todavía corresponden a la senda del Robledal.


En esta zona los pinos y las hayas comparten espacio dominando estas últimas, algunas tienen un color amarillo intenso.


Llegado a la senda de Carretas seguimos la misma a la izquierda y nos encontramos este tejo. Un cartel indica que debido a la compactación del suelo no es recomendable acercarse al mismo, sigo las indicaciones y tomo la fotografía desde el camino. El tejo es un árbol abundante en la zona; de él, y de su color oscuro, toma su nombre el hayedo.


Las pizarras, cubiertas de musgo y líquenes, contribuyen a aumentar la belleza del entorno.


Las hayas reclaman su espacio en esta zona, es donde más abundan.


Aquí tenemos dos tomas de la ladera por la que venimos.



Enfrente vemos el barranco de las Víboras y en primer término el contraste de la vegetación.

También abunda el serval de cazadores. Su fruto es muy apreciado por los pájaros y utilizado por los cazadores para sus trampas, de ahí el nombre del árbol, ahora están repletos de frutos dando colorido al bosque.


Otra bonita vista de la ladera por la que bajaremos.


Las hayas dan un toque mágico al entorno, sobre todo en esta zona próxima al arroyo de Carretas.


Desde el arroyo, tras una pequeña subida, llegamos a una pradera en la zona de Mata Redonda y podemos hacer esta panorámica de la Loma de la Torrecilla, por la que vinimos. Después de tomar el bocadillo inicio el descenso por la senda por donde sube todo el mundo que ha aparcado en el aparcamiento del hayedo.


En la bajado veo un tejo, al lado del camino, a este se le distinguen sus frutos de color rojizo. 


Las hayas vuelven a dominar el paisaje, dando lugar a estas bonitas vistas del camino.


En esta zona se pierde altura rápidamente, la gente que sube, y que es su primera vez, me pregunta si queda mucho, llegando abajo los robles vuelve a dominar el paisaje.


En los últimos tramos de bajada la senda discurre al lado del arroyo de las Carretas y lo cruzaremos varias veces por pasarelas de madera. A veces es complicado cruzar porque la gente que sube  aprovecha las pasarelas para inmortalizar el momento, hay que tener paciencia.


Vamos viendo las últimas hayas de la bajada.


Llegamos al valle del rio Lillas, la senda discurre por la orilla derecha del rio, en el sentido de la marcha justo al lado de los pinos, yo decido caminar por la pradera del cauce, el ancho de la senda haría que tuviéramos que ir cediendo el paso a los que vienen en sentido contrario, así es mas cómodo. Llegado al aparcamiento del hayedo, hay que cruzarlo, en el sentido del curso del rio. A partir de aquí el trayecto lo hago un poco anárquico, circulando por ambas orillas, el terreno lo permite. Las siguientes fotos, sin comentarios corresponden al trayecto por el rio.







Cuando llegamos a este puente (ojo que la foto la saque cuando ya lo había pasado) hay que tomar la pista que gana altura de frente. Las que vemos en la foto serían, la de la derecha la que va al hayedo y la de la izquierda correspondería a una que cruzamos cuando pasamos el puente de piedra sobre el rio Lillas y subimos la pradera buscando los primeros robles.


Pasando un paso canadiense la pista deja de ser de tierra para convertirse en asfalto, en esta zona tenemos esta vista del rio Lillas.


Los prados están vallados con pizarras siguiendo las directrices de la arquitectura negra.


Llegando a la zona donde abandonamos la pista al comienzo de la ruta, encontramos la taina en ruinas que no visite, es una lástima que dejen en ruinas este tipo de construcciones.


Pasada la taina vemos en la mata de pinos de la izquierda la zona de aparcamiento y a la derecha el.Centro de interpretación. Estamos llegando al final de la ruta.


Camino de vuelta, en una mata de pinos encuentro unos pocos níscalos, para rematar el día.


Para que podáis admirar la belleza del hayedo he decidido subir las siguientes fotos, corresponden a la visita realizada el 11-11-2008, en visitas posteriores nunca he logrado verlo como en aquella ocasión.






Para descargarte esta ruta en formato GPX puedes acceder al enlace:


También puedes ver alguna foto más en: